Por Melina Antoniucci
En tiempos donde las nuevas derechas buscan reinstalar discursos biologicistas y modelos tradicionales de género, esta investigación reciente invita a repensar la masculinidad desde otros cuerpos, otras experiencias y otras formas de habitar el mundo. Se reconstruyen las trayectorias, vivencias y estrategias de jóvenes transmasculinos que construyen su identidad de género por fuera de la matriz heterosexual, en un contexto de despatologización y desjudicialización de la transexualidad, amparado en la Ley N°26.743 sancionada en el año 2012.
La indagación problematiza la manera en que los jóvenes negocian, tensionan y redefinen los ideales regulatorios de la masculinidad hegemónica, explorando los procesos de identidad, corporalidad y (in)visibilidad que los atraviesan durante sus procesos de transición de género. Desde una metodología cualitativa y una perspectiva situada que toma como referencia el campo de las epistemologías feministas, el estudio recupera voces encarnadas que permiten analizar cómo las biotecnologías, las instituciones de salud, los entornos familiares y las redes digitales intervienen en la producción de subjetividades transmasculinas.
Entre los principales interrogantes sobre los que se estructuró la investigación se encuentran: ¿Qué desafíos y estrategias construyen las transmasculinidades frente a los ideales de masculinidad hegemónica? ¿Qué características asumen sus experiencias en los entornos familiares, educativos y laborales? ¿Cómo se configuran las tensiones entre visibilidad e invisibilidad y qué implica el cis-passing en este contexto? ¿Qué sentidos sociales se activan alrededor de masculinidades encarnadas en cuerpos que pueden menstruar o gestar? ¿Qué lugar ocupa la feminidad en masculinidades que no la rechazan, sino que la incorporan como parte de su identidad?

Estas preguntas permiten comprender las formas en que las masculinidades trans disputan sentidos, amplían los marcos de inteligibilidad y desafían las fronteras cisnormativas del género, en un escenario político y cultural que oscila entre avances normativos y retrocesos discursivos.
El trabajo no sólo analiza los procesos de transición, el acceso a la salud y las tecnologías biomédicas de modificación corporal, sino también las experiencias de acompañamiento, discriminación y agencia colectiva en distintos ámbitos. En particular, se destaca el rol y las condiciones de acceso a la salud de los espacios denominados amigables para la diversidad sexual, el impacto de las redes sociales en la creación de comunidades virtuales y las nuevas formas de activismo digital que emergen de estos espacios.
En un contexto político argentino donde los discursos antiderechos, la misoginia y la transfobia vuelven a ganar terreno en la esfera pública, este tipo de investigaciones proponen recuperar discusiones necesarias, que amplían derechos y ciudadanía. Analizar las experiencias de las transmasculinidades permite visibilizar las persistencias del cisexismo estructural y, al mismo tiempo, destacar las estrategias de resistencia, creatividad y agencia colectiva que los sujetos trans despliegan para afirmar sus identidades y defender los derechos conquistados.